Un módulo espacial de la era soviética que debía llagar Venus en la década de 1970 volverá a la Tierra, cayendo desde el cielo a gran velocidad. La misión fue lanzada el 31 de marzo de 1972.
En los lanzamientos soviéticos era común ubicar la nave en una órbita de estacionamiento: el vehículo se quedaba temporalmente en órbita antes de encender los motores para ingresar a la trayectoria final deseada.
Sin embargo, en este caso, la nave no logró salir de la órbita terrestre debido a un temporizador mal configurado, lo que generó su desconexión prematura de la etapa superior Blok L del cohete Molniya. Por lo tanto, jamás abandonó la órbita terrestre y permaneció allí durante más de medio siglo.
Tras el lanzamiento, la nave se dividió en cuatro partes. Dos de ellas, más pequeñas, reingresaron a la atmósfera y cayeron sobre Ashburton, en Nueva Zelanda, apenas dos días después. En cambio, el módulo de descenso —de unos 495 kilogramos— y la unidad de motor quedaron en órbita desde entonces.
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¿Cómo es la nave espacial soviética que caerá a la Tierra?
La nave, llamada Kosmos 482, fue diseñada para resistir un descenso a través de la densa atmósfera de dióxido de carbono de Venus. Según los expertos, es pequeña, resistente, no se desarma, pesa unos 500 kilogramos, mide aproximadamente un metro de diámetro y ha permanecido durante 53 años en una órbita altamente elíptica, descendiendo gradualmente en altitud.
De acuerdo con el científico holandés Marco Langbroek, de la Universidad Tecnológica de Delft, se estima que la nave reingresará a la atmósfera alrededor del 10 de mayo y podría impactar la superficie a 242 km/h, en caso de mantenerse intacta. Langbroek aseguró que, “si bien no está fuera de riesgo, no hay que preocuparse demasiado”.
Respecto a la caída, los especialistas explicaron que “el riesgo es similar al de la caída aleatoria de un meteorito, varios de los cuales ocurren cada año”.
Aunque, los científicos no creen que el sistema de paracaídas se conserve en buen estado después de tantos años. Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, señaló que sería preferible que el escudo térmico no funcionara, ya que eso haría que la nave se desintegrara durante su ingreso a la atmósfera. Pero si el escudo térmico se mantiene operativo, “reingresará intacto y tendremos un objeto metálico de media tonelada cayendo del cielo”.
MC/LT
