Hace menos de un mes trascendía que la inauguración del Museo Lucas de Arte Narrativo (Lucas Museum of Narrative Art), situado en Los Ángeles, California, se postergaba para 2026. El motivo es sencillo: el sueño del museo propio de George Lucas, director de cine, productor y creador de la saga Star Wars, sufría las secuelas de su propia complejidad constructiva.
A tal punto es así que su estructura –más parecida a una nave nodriza extraterrestre coronada con cultivos ecológicos que a una edificación apropiada para salas de exhibición– desplaza todo tipo de especulaciones. No es por falta de dinero, la inversión ya supera los US$ 1.500 millones, sino por algo poco valorado en esta época, hablamos del factor humano tanto propio (Lucas) como ajeno. Mientras tanto, el edificio sigue inconcluso.
¿De qué se trata este barco que ya recuerda al del rodaje de Fitzcarraldo (Werner Herzog) en el Amazonas? El edificio del museo, de cinco pisos y 28.000 m², se erige junto al Memorial Coliseum de Los Ángeles. Fue diseñado por Ma Yansong –fundador de MAD Architects, con obras como la Ópera de Harbin en China y las torres residenciales curvas Marilyn Monroe en Ontario–, y cuenta con una estructura arqueada que crea bajo su sombra una plaza al aire libre, a través de la cual se accede al parque de exposiciones.
El edificio está compuesto principalmente de acero, vidrio y hormigón, además de madera, geoespuma (o Geofoam), polímero reforzado con fibra de vidrio y yeso. Uno de los motivos del retraso de la construcción, que comenzó en 2018, fue este último material, por su fabricación paralizada durante la pandemia de covid. Otra característica es que la superficie exterior la conforman 1.500 paneles curvos de polímero reforzado con fibra de vidrio, cada panel blanco crema está acabado a mano y es único; y el conjunto brinda una sensación tan orgánica como biomórfica, según lo explicaron autoridades del museo.
Si lo biomecánico aparece es también por la similitud del museo con la cabeza del Alien diseñado por H. R. Giger, pero sin la amenaza de su boca polidentada. En cambio, en su interior aloja una sala de exhibición de 1.800 m² en el cuarto piso, así como diez amplias aulas, una vasta biblioteca y dos teatros de vanguardia, todo bajo un enfoque hacia la educación de los jóvenes. La estructura se completa con restaurante, cafetería, tienda de regalos, espacios para eventos y un estacionamiento subterráneo con 2300 espacios a completarse en 2028. El edificio cuenta con un sistema de amortiguación de masa denominado “foso”, que protege al conjunto de la actividad sísmica.
Todo el exterior, del techo a los terrenos perimetrales, tienen un diseño paisajístico a cargo de Mia Lehrer, fundadora de Studio-MLA, que ya cuenta con más de 200 árboles, como robles catedral, alcornoques y jacarandás; parte de un hábitat con más de treinta especies y cientos de plantas que toleran la sequía. De todas formas el predio dispone de un sistema de recolección de agua de lluvia, mientras que en el extremo norte contará con “La Lluvia”, cascada que también funciona como sistema de refrigeración pasivo, reemplazando la infraestructura tradicional de aire acondicionado con docenas de pozos geotérmicos subterráneos que proporcionan refrigeración adicional.
Todo este entorno, entre futurista y hollywoodense, resulta el imaginado por George Lucas para alojar su colección que, hace tres años, comprendía más de 100 mil obras de arte, entre pinturas, esculturas, fotografías, murales, cómics, ilustraciones de libros y revistas y objetos cinematográficos. También cuenta con una extensa colección de obras de Norman Rockwell, Ernie Barnes, Jacob Lawrence, Kadir Nelson y N. C. Wyeth, y de otros artistas incorporados hasta hoy, como Frida Kahlo, Alice Neel, Cara Romero, Criselda Vásquez y archivos de José Guadalupe Posada y Judith F. Baca.
En lo que va de este año, el museo despidió al 14% del personal, incluyendo a dos directivos: el curador de programas de cine, Bernardo Rondeau, y la directora ejecutiva del museo, Sandra Jackson-Dumont, después de cinco años al frente del proyecto. Más allá de los retrasos, el factor humano tiene que ver con el ego en la toma de decisiones en la compra de obras, a lo cual Lucas no piensa renunciar en su esfuerzo por equiparar su cinematografía al arte que colecciona. Pocas voces críticas asumieron este aspecto, una de ellas Marion Maneker de la publicación Puck, quien expresa: “Crear un museo siempre es una tarea enorme, por supuesto, pero aquí abundan los enigmas, especialmente en torno a la definición de “arte narrativo”. Según los primeros artículos sobre el museo, Lucas posee medio millón de imágenes y objetos solo de la creación de las precuelas de Star Wars (imaginen su colección de la trilogía original...). Y según el equipo de relaciones públicas del museo, su prolífico acervo artístico y el de Hobson también abarcan desde “Egipto en el 2200 a. C.” hasta “pintura del norte de Europa, escultura africana contemporánea, grabados ukiyo-e japoneses, murales callejeros, fotografía, cómics, ilustraciones de libros y revistas, y el arte cinematográfico”. Eso es mucho arte –mucho arte muy diferente– para un museo que no pretende ser enciclopédico ni tener una misión académica”.
“Es difícil no sentir compasión por Lucas. Parece que se ha metido en un lío con este proyecto. Antes de un viaje reciente a Los Ángeles, contacté con el equipo de comunicación del Museo Lucas con la esperanza de poder hablar con el coleccionista sobre por qué su visión de un museo ha sido mucho más difícil de llevar a cabo que cualquiera de sus proyectos cinematográficos de enorme éxito.
Como era de esperar, me dijeron que Lucas no estaba disponible”.