La industria argentina navega aguas inciertas. Si bien algunas cifras muestran mejoras en el sector manufacturero, los signos de fragilidad todavía marcan el pulso de la actividad: a lo largo de abril, el 11% de las empresas dejó de exportar, 4 de cada 10 reportaron una caída en las ventas, 1 de cada 3 informaron una baja en la producción y 7 de cada 10 industriales consideró que la dinámica productiva recién volvería a recuperarse en 2026 o más adelante.
Los datos surgen del Informe de Indicadores Industriales y Expectativas de la Unión Industrial Argentina (UIA), una encuesta que abarca a más de 600 micro, pequeñas, medianas y grandes compañías del sector fabril. El Monitor de Desempeño Industrial (MDI) se ubicó en 45,8 puntos, por debajo del umbral de 50 que separa la contracción de la expansión, lo que indica que la rama industrial acumula doce relevamientos consecutivos en terreno negativo.
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Señales mixtas en la industria
A pesar del complejo escenario, el indicador evidenció un repunte de 3,7 puntos frente a enero y se colocó 10,3 puntos por encima del mismo mes de 2024, reflejando cierta recuperación tras la profunda caída del primer semestre del año pasado.
La industria manufacturera representa el 18,6% del total de los puestos de trabajo, lo que la convierte en la segunda actividad económica con mayor peso en términos de empleo tras Comercio (20%). Desde que asumió el Gobierno de Javier Milei, este sector es el segundo que más puestos de trabajo perdió (-31.301), con una contracción de 2,6%, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en base a los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
A propósito del desempeño productivo de las firmas en el cuarto mes del año, el 33% registró una baja, mientras que solo el 26,1% reportó aumentos. Las ventas internas también exhibieron una tendencia similar: el 41,3% registró caídas y apenas el 24,9% indicó subas. En ambos casos, la proporción de empresas con variaciones negativas sigue superando a las que muestran mejoras, aunque con una brecha más acotada que en reportes anteriores.
El índice de difusión —que mide la diferencia entre sectores en expansión y en contracción— fue de -6,9 puntos para la producción y -16,4 para las ventas internas, confirmando que la recuperación sigue siendo débil y desigual entre los rubros.
Exportaciones y empleo industrial
Respecto al frente externo, el 31,1% de las empresas exportadoras sufrieron caídas, mientras que el 15,2% mejoró su desempeño. El 11,4% directamente dejó de exportar, mayormente por problemas de competitividad, presión de costos internos y volatilidad cambiaria.
Además, un tercio de las empresas que venden al exterior está alcanzado por derechos de exportación, con alícuotas que en la mayoría de los casos van del 1% al 10%. A esto se suma el impacto de aranceles en destino, que afecta a más del 33% de los exportadores, muchos de los cuales se vieron perjudicados por los recientes cambios en las reglas del comercio global.
En cuanto al empleo, creció tanto el número de compañías que sumaron personal (14,8%) como el de aquellas que realizaron recortes (20,1%). Este comportamiento se cristalizó también en los datos oficiales, que mostraron una pérdida neta de 4.162 asalariados registrados en marzo, la caída más pronunciada desde mayo de 2024. Así, el trabajo industrial alcanzó su nivel más bajo en más de dos años.
El índice de difusión para el empleo marcó -5,3 puntos, aunque se redujo el porcentaje de empresas que aplicaron ajustes de turnos o reducciones de jornada laboral. Las PyMEs fueron las más golpeadas y los grandes jugadores enseñaron mejores indicadores relativos en producción y ventas.
Costos, el dolor de cabeza de los industriales
Por segundo mes consecutivo, el aumento de los costos desplazó a la caída de la demanda como principal preocupación de la industria. El 30,4% de los industriales identificó los costos como su mayor desafío, con fuerte incidencia de los gastos salariales (43,6%). A la vez, se destacaron las dificultades para afrontar pagos a proveedores (27,5%) e impuestos (27,3%).
En paralelo, el 56,8% de los participantes de la encuesta de la UIA consideró que es un buen momento para invertir en maquinaria y equipo, aunque cayó la proporción que cree que es conveniente destinar recursos a capital de trabajo o bienes de uso.
Por otra parte, el promedio de utilización de la capacidad instalada fue del 56,8%, con más del 65% de las empresas operando por debajo del nivel óptimo. De ellas, el 71% proyecta recuperar el ritmo productivo recién en 2026 o más adelante.
En tal sentido, las expectativas empresariales comenzaron a enfriarse: disminuyó la proporción de compañías que anticipan mejoras en su situación económica (57,8%, frente al 62% del informe anterior), en su sector (52,2% vs. 57,5%) y en la economía nacional (64,3% vs. 68,6%).
En contraste con el optimismo registrado al inicio del año, solo el 47,2% empresarios industriales que esperaba una mejora económica en 2025 considera que efectivamente está mejor. A nivel sectorial, el 22% confirmó una mejora, muy por debajo del 60,6% que la había previsto.
ML