Brasil expresó su “optimismo” respecto de la nueva cumbre del Mercosur, que se realiza la semana próxima en Buenos Aires. La delegación brasileña, encabezada por el presidente Lula da Silva y su canciller Mauro Vieira prefieren poner el acento en los “resultados obtenidos” en las negociaciones entre los cinco países miembros del bloque sureño. Y pese a que no está prevista una cita bilateral entre Lula y Javier Milei, la diplomacia de Itamaraty se empeña en desechar cualquier disidencia entre los jefes de Estado.
No por acaso, en una conferencia de prensa, la embajadora Gisela Padovan, Secretaria para América Latina y el Caribe, enfatizó: “Reforzamos el compromiso de nuestro gobierno con el fortalecimiento de la integración regional y la agenda económica y social”. En ese contexto, y como era de imaginar, el gobierno brasileño evalúa con expectativa los nuevos pactos de libre comercio con otros países o regiones. Más específicamente, admiten que está prácticamente listo para la firma un acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) integrada por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein.
Las deliberaciones se iniciaron entre los dos bloques en 2017, pero se aceleraron en el primer semestre de este año, sobre todo después de los anuncios de Donald Trump sobre la nueva política arancelaria de Estados Unidos que perjudican tanto a los países europeos como a los latinoamericanos.
Donald Trump anunció que impondrá nuevos aranceles a la Unión Europea y los iPhon
Si el 3 de julio se anuncia formalmente este convenio, estará más cerca de llegar a un final “feliz” la sociedad entre los sudamericanos y la Unión Europea, dos regiones que tramitan su integración desde 1994, o sea, 31 años. El presidente Lula tiene una esperanza: llegar al 31 de diciembre con la alianza sellada. Y a ese objetivo internacional le dedicará un gran esfuerzo político a partir de julio, cuando Brasil asume el liderazgo pro tempore del Mercosur. Fuentes de Brasilia mencionan como un dato clave para ilusionarse sobre ese trato, las declaraciones realizadas en Bélgica por el premier alemán Frederic Metz, durante la última asamblea del Consejo Europeo: luego de ese encuentro sostuvo que los detalles que faltan resolver “son menores”.
Sin embargo, la resistencia del francés Emmanuel Macron continúa intacta. Los motivos son conocidos: la presión de los agricultores franceses, un grupo políticamente influyente.
En una entrevista concedida a la TV Oglobo, a principios de este mes, el mandatario galo sostuvo: “Estoy a favor de fortalecer los vínculos, de tener más comercio e intercambio” entre los bloques. Pero luego añadió que esto no podrá ocurrir a menos que se encuentre la forma de solucionar la cuestión agrícola: “Nuestro problema, en Europa, es que hemos establecido reglas sanitarias muy estrictas para los agricultores en cuanto al uso de fitosanitarios: un sinnúmero de estos productos están prohibidos. Si el Mercosur quiere producir bienes del sector agroganadero y exportar para Europa, entonces deben cumplir las mismas reglas”. No hacerlo significa un fuerte perjuicio, en la visión de los franceses, para el medio ambiente, la biodiversidad y la salud humana. Macron sostuvo que no se trata de imponer cláusulas proteccionistas “sino de igualar los estándares de los países del Mercosur a los de la Unión Europea”.

Se deduce de esta reclamación que Francia exige definir reglas para aquellos sectores que puedan ser “completamente perturbados” por la sociedad entre ambas regiones. “Hay que activar una cláusula de salvaguardia. Si el Mercosur dice que sí, yo acepto y firmo (el tratado)”. La diplomática brasileña Padovani, describió con énfasis: “Una de las prioridades del liderazgo brasileño al frente del bloque será, como ya anunció el presidente Lula, la de concluir el acuerdo”. Sintetizó: "El acuerdo con la UE ya está finalizado, se ha traducido a 27 idiomas y debe pasar ahora por las autoridades europeas. Todos ustedes han seguido recientemente las gestiones del presidente Lula, junto con el presidente Emmanuel Macron , y él siempre está trabajando para que este importante pacto finalmente se concrete".
Bajo la presidencia brasileña, que se inicia en julio, se pretende incorporar al régimen comercial del bloque a los segmentos automotriz y azucarero que todavía están por fuera. Otro de los puntos “que responde a las necesidades de la realidad actual es el lanzamiento de un Mercosur verde. Se trata de promover la cooperación para que nuestro comercio sea más sostenible, y también para que podamos mostrar al mundo nuestras credenciales verdes: tenemos una matriz energética renovable y una agricultura sostenible", indicó Padovani.
Otras dos áreas que deben recuperar protagonismo en el último semestre del año es la cooperación en seguridad pública y el fortalecimiento del financiamiento de infraestructura. Brasil pretende liderar el lanzamiento de la segunda fase del Fondo de Convergencia Estructural (FOCEM 2), “con recursos destinados a proyectos que promueven la convergencia estructural, la competitividad y el fortalecimiento de la integración entre los países miembros”.
Uno de los asuntos que será confirmado en esta cumbre en Buenos Aires es la lista de productos que se exceptúan del arancel externo común. Llegan a 100 y tales excepciones liberan a los gobiernos de imponer gravámenes a las importaciones que más le convengan. El debate en el bloque surgió a partir de una propuesta realizada durante la presidencia pro témpore de Argentina, que logró excluir a 50 nuevos productos del arancel común (AEC). La lista de excepciones fue aprobada por constituir una forma de dar libertad a los países miembros para que cada uno pueda elegir aranceles específicos para ciertos artículos.
HM / Gi