El diputado Eduardo Bolsonaro, el tercer hijo del expresidente Jaír Bolsonaro, está instalado en Washington desde febrero pasado y desde allí lanza permanentes ataques contra Lula da Silva y los magistrados que están investigando a su padre.
Se mudó a la capital estadounidense con el argumento de que la Justicia brasileña intentaría prohibirle la salida del país de forma inminente. En EE.UU., Eduardo Bolsonaro impulsa ante el gobierno de Donald Trump una intensa campaña de búsqueda de apoyo para su padre.
La Corte ordenó la semana pasada investigar si Eduardo Bolsonaro, de 40 años, intenta entorpecer el juicio en curso contra el expresidente y excolaboradores suyos por un intento fallido de golpe de Estado en 2022.
Incluso se lo llamó a declarar al legislador por “coacción” y obstrucción a la Justicia, pero no concurrió. El diputado ha solicitado sanciones para funcionarios brasileños como el retiro de visa para Estados Unidos, el bloqueo de bienes y la prohibición de establecer relaciones comerciales con cualquier estadounidense.
También publicó mensajes con “un manifiesto tono intimidatorio”, contra “agentes públicos” y “los jueces del proceso penal” que enfrenta su padre, según la fiscalía.
El activismo de Eduardo Bolsonaro ha tenido eco en el partido republicano y entre los miembros del gobierno de Donald Trump.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, afirmó el mes pasado que había una “gran posibilidad” de que Washington sancionara al juez del Supremo brasileño Alexandre de Moraes por una supuesta “censura” y “persecución política” contra la derecha brasileña.
Moraes es relator del juicio contra Bolsonaro, a quien interrogará a partir del lunes. Además es responsable de la investigación sobre su hijo.
Jair Bolsonaro, de 70 años, está acusado de buscar el apoyo de las Fuerzas Armadas para impedir la asunción de Lula luego de que lo derrotara en las elecciones del 2022. De ser hallado culpable, podría enfrentar hasta 40 años de cárcel.
En los medios brasileños trascendió que Bolsonaro había enviado fondos a su hijo Eduardo para que operara desde allí.
Hace dos días, la policía interrogó al expresidente sobre este tema. Primero negó que su hijo esté operando desde Washington, y luego reconoció que transfirió “dinero legal, limpio” por la suma de dos millones de reales (unos 358 mil dólares) a Eduardo.
“El financiamiento de mi hijo no es para ningún acto ilegal”, afirmó, y defendió que Eduardo Bolsonaro trabaja “por la democracia en Brasil”.
Bolsonaro ante la Justicia. El lunes próximo Jair Bolsonaro fue citado por la Justicia para responder por el supuesto intento de golpe. En una rueda de prensa, el exmandatario dijo que responderá todas las preguntas de la Corte “sin ningún problema”.
“Es una excelente idea que hablemos en vivo sobre golpe de Estado, estoy muy feliz de tener la oportunidad de aclarar lo que ocurrió”, afirmó el capitán retirado del Ejército.
Bolsonaro está inhabilitado electoralmente hasta 2030 por haber cuestionado sin pruebas el sistema de votación, pero se mantiene como líder de la derecha e insiste en que quiere ser candidato en las presidenciales de 2026, a las que Lula también podría presentarse. Eduardo aparece entre los nombres barajados en sondeos de opinión para reemplazar a su padre si él no concurriera a las urnas.