Tras pasar más de tres décadas en prisión por asesinar a sus padres a escopetazos, Lyle y Erik Menéndez podrían quedar muy pronto en libertad luego que el juez Michael Jesic decidiera, este martes 13 de mayo, reducir sus condenas originales de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a una pena de 50 años. El tiempo que ya han pasado encerrados, 35 años, significa que pueden pedir la libertad condicional en una audiencia programada para el próximo mes.
“Creo firmemente que han hecho lo suficiente en los últimos 35 años como para que algún día tengan la oportunidad de ser liberados”, expresó el magistrado. Lyle Menéndez, ahora de 57 años, reconoció ante este tribunal haber asesinado a sus padres: “Asumo toda la responsabilidad de todas mis decisiones... la decisión de apuntar con un arma a mis padres... la decisión de recargar... la decisión de correr, esconderme y hacer todo lo posible para escapar”, admitió.

Su hermano menor Erik, de 54 años, también se sinceró ante el juez: “No tengo excusa ni justificación. Asumo toda la responsabilidad. Le pedí ayuda a mi hermano y lo convencí de que no podíamos escapar. Disparé cinco tiros a mis padres y fui a buscar más munición. Mentí a la policía, mentí a mi familia. Lo siento de verdad”.
La familia de los hombres habían pedido clemencia al juzgado, remarcando su labor en prisión, incluyendo su trabajo con reclusos con enfermedades terminales. Su prima, Anamaria Baralt, declaró: “Creemos que 35 años (en prisión) son suficientes. Nuestra familia los ha perdonado a todos. No hay absolutamente ninguna posibilidad de que infrinjan la ley. Su único deseo es hacer el bien”.
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El fiscal de distrito de Los Ángeles, Nathan Hochman, se había opuesto a la nueva sentencia, insistiendo en que, sin un esclarecimiento completo de todas las mentiras que dijeron los hermanos (detalló que dieron cinco explicaciones diferentes sobre los asesinatos), no deberían salir de prisión.
Por otra parte, según la ley de California, si una junta de libertad condicional recomienda conceder la libertad condicional a una persona condenada por asesinato, el gobernador Gavin Newsom puede confirmar, modificar o revocar esa decisión.
El famoso caso de los hermanos Menéndez
Los asesinatos fueron cometidos el 20 de agosto de 1989, en la mansión de la familia, ubicada en el 722 de North Drive Elm, en Beverly Hills. Erik y Lyle usaron escopetas para poner fin a la vida de sus progenitores: José recibió un disparo en la parte posterior de su cabeza; Kitty, su esposa, se despertó por el estruendo y corrió por el pasillo, pero fue ultimada de varios balazos, uno de los cuales le destrozó el rostro.
Inicialmente, los hermanos dijeron que todo había sido un golpe de la mafia, pero fueron cambiando su versión de los hechos a medida que pasaba el tiempo. Finalmente, Erik, que entonces tenía 18 años, le confesó los asesinatos a su terapeuta. Al ser detenidos, aseguraron que habían actuado en defensa propia tras ser víctimas, durante años, de abuso emocional y sexual a manos de su padre.

El 2 de julio de 1996, el juez Weisberg condenó a los hermanos a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El 27 de febrero de 1998, la Corte de Apelaciones de California confirmó las condenas por asesinato, y, el 28 de mayo de 1998, la Corte Suprema de California decidió mantener las condenas de asesinato y condena de cadena perpetua sin libertad condicional.
Ambos han pasado dos años intentando reducir sus sentencias, con una campaña pública reforzada por el apoyo de celebridades como Kim Kardashian y potenciada por la exitosa miniserie de Netflix "Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story".
HM/ML