El analista Juan Manuel Venturino, invitado a la mesa del programa "Comunistas", analizó la actitud que el asesor presidencial Santiago Caputo tuvo con el fotógrafo Antonio Becerra durante el ingreso al debate de candidatos para la Legislatura porteña el martes por la noche. Luego conectó su accionar con similares antecedentes, lo que le permitió hacer una lectura en clave de táctica política: “El miedo y el odio son los dos elementos para construir poder que tiene este Gobierno. El odio es un elemento ordenador, y eso sucede cuando no hay identidad real”, observó.
Luego remarcó que el episodio no debe leerse como una excepción sino como una forma sistemática de ejercer autoridad. Basta con recordar el choque que tuvo con el diputado de la UCR Facundo Manes, quien precisamente este miércoles decidió ampliar una denuncia judicial en su contra.
En rueda de prensa, este miércoles, el vocero presidencial y candidato a legislador porteño, Manuel Adorni, defendió a Caputo. Explicó que el asesor se acercó al periodista que le tomaba fotografías para "saber cómo había salido" en la instantánea. “Ofende la inteligencia de cualquiera que haya visto las imágenes”, disparó el conductor Juan di Natale luego de analizar el descargo del portavoz.
Venturino dijo además que el nerviosismo que presentó Caputo tiene que ver con internas dentro de La Libertad Avanza. “Lo están desplazando del armado político. Eso le genera nervios. No sorprende que se haya quebrado el personaje”, apuntó.
El periodista Fernando Rosso destacó el temple de Becerra y el psicoanalista Sergio Zabalza marcó la raíz "autoritaria" del gesto y subrayó la existencia de una “disimetría de poder” entre el asesor y el fotógrafo. Mientras, para el diputado nacional Estaban Paulón, el intento ensayado por Adorni de mostrar a Caputo como “un ciudadano común” encubrió su verdadero rol como último filtro político de Javier Milei: “No es un asesor más, sino quien valida todo antes de que llegue al presidente”, aseguró.
En "Comunistas", la conclusión fue clara: detrás del gesto de Caputo y la justificación de Adorni no hubo ni descuido ni malentendido, sino una lógica de poder. Una maniobra que, como advirtieron en la mesa, “no solo intimidó, sino que también subestimó la inteligencia de todos”.
LB / FPT
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