El presidente Javier Milei se presentó en el Congreso Económico Argentino realizado en el marco de la expo Economía, Finanzas e Inversiones (EFI). Su discurso se da un día después del discurso del ministro Luis Caputo en el mismo foro. Al comienzo de su alocución, habló de crecimiento económico, pero antes hizo un repaso enfático de la herencia recibida y de lo que considera el mayor logro de su gestión: el ajuste fiscal. “Hemos concluido con la etapa de la estabilización”, lanzó en el arranque de su exposición. Y aunque aclaró que eso “no quiere decir que las cosas están perfectas”, aseguró.
A su estilo, describió el escenario inicial que enfrentó al llegar a la Casa Rosada: “Estábamos al borde de la crisis más grande de la historia argentina”. En esa línea, sostuvo que “combinamos por un lado el desequilibrio monetario en la previa al Rodrigazo” y remarcó que “el M2 over base era el doble que el que teníamos en la previa del Rodrigazo”.
“Para los más jóvenes: el Rodrigazo ocurrió en 1975. Luego de años de controles de precios, déficit fiscal, emisión monetaria y todo tipo de controles, un día llegó un señor llamado Celestino Rodrigo y no le quedó otra que liberar y devaluar. Eso implicó una aceleración de la tasa de inflación de seis veces: pasó del 30 al 180%. Y la cantidad de pobres se multiplicó por cinco: pasó del 5 al 25%”, explicó.
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Luego, comparó ese contexto con otras grandes crisis argentinas: “También combinamos un desequilibrio en el Banco Central tres veces peor que lo que había en la previa de la hiperinflación de Alfonsín en 1989, episodio que terminó con una inflación mayorista del 5.000%”.
En ese punto, advirtió que su gobierno recibió “cuatro bases monetarias venciendo en un día”, lo que podría haber “quintuplicado la cantidad de dinero en un día”, algo que definió como “combustible para una hiperinflación”. Además, remarcó que “los indicadores sociales eran peores que los del año 2001”.
Por eso, Milei no escatimó elogios al equipo que lo acompaña: “Siempre tengo un gran agradecimiento a todo el equipo de gobierno por el coraje de acompañarme en esta jugada verdaderamente heroica. Y muy especialmente a quien se sentó en la peor de las sillas eléctricas: el mejor ministro de Economía de toda la historia, Luis ‘Toto’ Caputo”.
A partir de allí, dijo, comenzó una nueva etapa: “Con Toto tenemos una relación simbiótica. Básicamente compartíamos el diagnóstico de que, si bien la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, el origen de esa emisión estaba dado por el déficit fiscal”.
“El problema siempre fue fiscal”, insistió. Y recordó una de las primeras exposiciones de Caputo al asumir: “Mostró cómo en realidad todo el problema era fiscal. Las regulaciones vienen del problema fiscal. Todas las cuestiones del entramado argentino son fruto de no querer corregir la verdadera causa del problema, que es el déficit fiscal”.
Según su diagnóstico, los sucesivos gobiernos “ponían parches por otros lados” para no atacar el núcleo del problema. “Déficit fiscal financiado con emisión monetaria. Entonces generaba inflación, hacían controles de precios, aparecía el desabastecimiento, ley de abastecimiento, se empezaban a perder reservas, se ponían controles de capitales… siempre el eje central es el equilibrio fiscal”, sostuvo.
Luego evocó una serie de datos históricos para reforzar su punto: “El Rodrigazo estalló con un déficit fiscal de 14 puntos del PBI, la tablita cambiaria con 11, la híper de Alfonsín con 8, la convertibilidad con 7. Bueno, nosotros heredamos un déficit fiscal de 15 puntos del PBI: 5 en el Tesoro y 10 en el Banco Central”.
“En ese contexto prendimos la motosierra e iniciamos el ajuste fiscal más grande no solo de la historia argentina, sino de la humanidad”, afirmó el Presidente.
El libertario defendió con énfasis los resultados económicos de su gestión en materia fiscal. Según afirmó, su gobierno logró lo que durante décadas parecía imposible para la Argentina: terminar con el déficit y alcanzar el equilibrio en tiempo récord.
“Y mientras decían que era imposible hacer un ajuste de un punto del PBI, nosotros logramos hacer un ajuste fiscal”, sostuvo. El mandatario explicó que, en un primer momento, el recorte había llegado a representar siete puntos del Producto Bruto Interno, pero que luego las partidas se reacomodaron. “Terminó siendo de cinco puntos”, aclaró.
La magnitud del ajuste, según Milei, no tiene precedentes recientes. “Después de 123 años de tener siempre déficit fiscal, fue el primer año que tuvimos equilibrio fiscal… y lo logramos en un solo mes”, celebró, en tono desafiante hacia quienes pronosticaban un colapso.
Sin embargo, admitió que el equilibrio fiscal por sí solo no bastaba. “Podríamos haber hecho el ajuste fiscal y aun así caer en una hiperinflación por la situación que teníamos en el mercado monetario”, reconoció. Fue entonces, explicó, cuando se puso en marcha la “etapa dos del programa”, centrada en sanear el balance del Banco Central.
Atribuyó ese trabajo no sólo a su ministro de Economía, Luis Caputo, sino también al equipo de Santiago Bausili en el Banco Central y a Pablo Quirno. “Lograron que en seis meses en Argentina desapareciera el déficit cuasi fiscal”, afirmó.
Sumando ambas etapas —el ajuste del Tesoro y el saneamiento del BCRA—, Milei calculó el recorte total en “quince puntos del PBI en seis meses”. Y lo definió como algo “para el Libro Guinness de los récords”.
En otro tramo, el presidente se detuvo en el comportamiento de la inflación mayorista, indicador que considera menos distorsionado por regulaciones previas. “Yo suelo hablar de la mayorista porque es la que no tenía la contaminación tan fuerte del problema de precios relativos como consecuencia de la pisada de precios que hizo el gobierno cavernícola anterior”, dijo.
Según su lectura, la inflación, que había alcanzado un pico del 54%, “terminó el año en torno al 1%”. Y agregó: “El último dato de mayoristas fue 1,5%, que todavía estaba vigente el ‘crawling peg’ de uno. Con lo cual, uno podría decir que es una inflación del 0,5% mensual”.
Para Milei, eso implicó una reducción drástica. “La inflación pasó de niveles del 17.000% anual al 6% anual. Vaya, que eso sí es un milagro también”, ironizó. "La inflación tiene fecha de defunción, y es a mitad del año que viene. Así es que ahora es el momento de empezar a pensar en crecer", sentenció el presidente:
Orgulloso de las herramientas elegidas, el jefe de Estado remarcó que el ajuste no implicó medidas drásticas contra la propiedad privada. “Se evitó una hiperinflación, que hace que los programas de estabilización sean más simples, porque agarra todo licuado y se hace más fácil. Nosotros justamente lo que tratamos de evitar fue eso, ya que eso fue lo que nos dejaron plantado para que con toda la maquinaria del peronismo, en diciembre, ya no estuviéramos más”, denunció.
En ese sentido, destacó: “Se hizo sin expropiar. Nosotros no hicimos un plan Bonex. Todo lo que hicimos de la recomposición del balance del Banco Central fue hecho respetando los derechos de propiedad”.
Tampoco hubo congelamientos ni tipos de cambio fijos. “No hubo controles de precios. Tampoco se fijó el tipo de cambio. Y a pesar de eso, la velocidad a la que bajó la inflación es mucho más rápida que lo que se logró en el caso de la convertibilidad, cuando ustedes miran en dólares”, sostuvo.
Según Milei, las críticas fueron mutando con el paso de los meses. “Primero era que no bajábamos la inflación. Después que no la íbamos a poder bajar del 8. Después que no la podíamos bajar del 4. Después que no la podíamos bajar del 2”, ironizó. Y concluyó: “La realidad es que cuando uno empieza a mirar los datos del último año, limpiados del efecto del ‘crawling peg’, era una inflación que estaba viajando al 1,5%”.
También hizo una aclaración sobre el comportamiento inflacionario de marzo. “Hay un capítulo especial de lo que pasó en el mes de abril… perdón, de marzo. No sólo por la cuestión de la estacionalidad”, explicó, y citó un trabajo del economista Eduardo Levy Yeyati: “La estimación de González Rozada muestra que fue 3,7%, corregido por estacionalidad 2,6%”. Y agregó: “Pero yo no vengo acá a llorar”.
El presidente no esquivó las críticas más duras y volvió a apuntar contra el exministro de Economía de Alberto Fernández. “El problema más grave fue esa estupidez de ley que sacó el imbécil incapaz infradotado de Guzmán”, lanzó sin filtros. La norma a la que se refería es la que obliga a pasar por el Congreso cualquier acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, un trámite que, según Milei, termina enredando la política económica con quienes más responsabilidad tienen en el descalabro fiscal.
“Íbamos a tener que pasar un programa del Fondo Monetario Internacional por el Congreso, es decir, el lugar donde están los degenerados fiscales”, disparó, provocando risas y aplausos en la audiencia. Enseguida apeló a una anécdota de su paso como diputado, que incluyó a su mentor, el economista Diego Giacomini. “Es interesante la anécdota porque nos incluye al profe y a mí”, dijo, antes de desplegar su lógica institucional.
“Cuando ustedes tienen la construcción democrática, es ‘no action without representation’. Entonces, consecuentemente, el presupuesto tiene que entrar por la Cámara de Diputados porque son los representantes del pueblo. Supongamos…”, ironizó mientras algunos presentes se reían. “Bueno, síganme el argumento”, pidió con una media sonrisa. “Yo hablo de los niños republicanos y tengo razón. Si acabo de decir esto y se me cagaron de la risa...”, retrucó.
El análisis se tornó más ácido: “Es la cámara iniciadora del presupuesto porque en el fondo va a haber que quitarle por la fuerza el dinero al pagador de impuestos para financiar el gasto público. Es decir, es el lugar donde debería respirarse la restricción presupuestaria. Y bueno... Argentina: 123 años seguidos de déficit fiscal. Deben respirar con las máscaras de bus o no sé”.
Se detuvo entonces en un detalle aparentemente menor, pero que utilizó para trazar un paralelismo entre el incumplimiento de tiempos en los debates legislativos y la indisciplina fiscal. “Cuando se presentaba un proyecto se nos asignaba tiempo para hablar. Esto es muy interesante: salvo José Luis (Espert) y yo, cada diputado que tenía cinco minutos, hablaba diez. Si tenía diez, hablaba veinte. Si tenía quince, hablaba treinta”, recordó. Y concluyó con sarcasmo: “¿Cómo podían pretender que cumplan con la restricción presupuestaria si ni siquiera podían cumplir con la restricción de tiempo para hablar? Imagínense si encima no saben dibujar un cero ni con un vaso. Por eso sistemáticamente tuvimos déficit fiscal y el desastre que tuvimos”.
Después abordó las críticas que recibió su plan económico cuando comenzó a mostrar resultados. “Una vez que empezó a bajar la inflación, ¿qué nos dijeron las bestias con genes cretinos? Que nos íbamos a meter en una gran depresión”, se burló. Según su relato, los detractores aseguraban que el ajuste llevaría a una recesión profunda. “La verdad es que ajustes de la mitad del tamaño generaron caídas del PBI de quince puntos. Con lo cual, algo para decir tenían…”, concedió, aunque aclaró que en su caso la realidad fue otra. “Imagínense que cuando están en la silla eléctrica, el pragmatismo tiene una dosis importante. No dejan de mirar el otro lado de la biblioteca”.
Después, contó cómo fue cambiando la percepción sobre el rebote económico. “Cuando empezó a rebotar la economía, allá por abril, entonces empezaron a decir que esto iba a ser una A L, y que entonces íbamos a estabilizar, pero que iba a quedar fijo el nivel de actividad ahí”, explicó. Pero, según él, la recuperación fue más veloz de lo esperado: “La actividad empezó a crecer. El desestacionalizado empezaba a mostrar tasas positivas”.
Con su estilo habitual, siguió con las metáforas: “Ahí empezaron a decir que íbamos a tener una pipita de Nike, pero muy suave. Después era la pipita de Nike. Después empezaron a entender que efectivamente era una V corta, o como dije yo: vamos a subir como pedo de buzo. Y terminamos teniendo un tilde”.
Y remató con datos que, según él, avalan el éxito del rumbo económico: “Cuando uno toma el EMA desestacionalizado, terminó seis puntos por encima del nivel de diciembre del año anterior. Con lo cual, no solo hicimos el ajuste más grande de la historia, sino que además terminó siendo expansivo”. Al decirlo, miró a su ministro de Economía y arengó al público: “Vaya si no se merece un aplauso este señor Toto Caputo”.
Después de repasar su combate contra el déficit fiscal, Javier Milei avanzó con una nueva batería de argumentos para blindar su programa económico. Esta vez, disparó contra el Congreso, Martín Guzmán y “los gerentes de la pobreza”, mientras reivindicó como un éxito sin precedentes la caída de la pobreza desde que asumió el gobierno.
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“La cuestión social”, dijo, fue la siguiente línea de ataque por parte de sus detractores. Iban a decir que su gobierno no tenía corazón. “Qué sé yo, de esas cosas que dicen”, relativizó con desdén. Pero, aseguró, los datos demuestran lo contrario: “Hace once meses que el salario real no para de subir”. Milei buscó mostrar resultados concretos. Según él, ni la tasa de desempleo aumentó ni la calle se desbordó. El mérito, afirmó, se reparte entre el trabajo macroeconómico, la ministra Sandra Pettovello —“cortándole el curro a los gerentes de la pobreza”— y Patricia Bullrich, por haber “mantenido el orden en la calle”.
Con ese marco, dijo que la pobreza había alcanzado el 57% “cuando cerramos la economía”, pero que ahora, con las últimas mediciones mensuales que toma la metodología de González Rozada, estaba en 35%. “Quiere decir que la pobreza cayó 22 puntos porcentuales”, celebró. Y fue más allá: “Los liberales desalmados que no quieren a la gente sacaron de la pobreza a diez millones de seres humanos. Algo que nunca había pasado en la historia argentina con tanta fuerza en tan poco tiempo”.
Con esa cifra sobre la mesa, reconoció que los críticos encontraron otro flanco: “empezaron los sanatorios del tipo de cambio real atrasado”. Según Milei, no entendían que “había cambiado la lógica del modelo”, y se burló de los economistas que repetían: “Yo ya la vi”. A esos les respondió sin filtro: “No, no viste un carajo”.
Enumeró lo que nunca se había visto en el país: equilibrio fiscal, base monetaria fija, y luego explicó por qué no se había abierto aún el cepo: “había un problema de stocks”. Recordó que su gobierno había prometido terminar el cepo el 31 de diciembre de 2025, pero que además desde agosto del año anterior ya trabajaban en sanear el balance del Banco Central. “Cuando empezamos a ver que la economía no iba a tener insumo monetario”, explicó. Una vez más, Milei volvió a cargar contra la ley impulsada por el exministro Martín Guzmán, que obliga a pasar por el Congreso los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional. La calificó como “la maldita ley Guzmán” y reiteró que fue una trampa que lo forzó a buscar la aprobación legislativa. Algo que nunca había ocurrido antes, dijo, y que obligó a su gobierno a dar “una masterclass” a la política tradicional.
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Todos los que lo criticaron, sostuvo, esperaban que no lograra aprobar el programa con el FMI. “Empezaron a sonar como siempre los niños republicanos”, ironizó. Y cerró sin diplomacia: “No me importan sus sentimientos. Yo juego dentro de la ley. Soy bilardista y dentro de la cancha vale todo”.
Acto seguido, lanzó su frase más provocadora de la tarde: “Todo lo que permite el reglamento estaba permitido en el reglamento. Sí, bueno, que la vayan a buscar, la tienen adentro.” “Concluimos la etapa de la estabilización, hoy es la hora del crecimiento económico”, sostuvo Milei, quien aclaró: “No quiere decir que las cosas estén perfectas”.
Milei dijo que “siempre el eje es el equilibrio fiscal” y volvió a defender al titular del Palacio de Hacienda. Además, el Presidente dijo: “Abrimos el cepo, porque la libertad no se negocia, la política en este Gobierno se guía por la ética. Es una herramienta monstruosa, no permite que elijan en qué ahorrar. La miserabilidad política decía que no íbamos a abrir el cepo cambiario en un año electoral, que no nos íbamos a arriesgar”.
Milei destacó que “con la motosierra iniciamos el ajuste más grande de la historia de la humanidad”, y elogió al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger. En cuanto a la negociación con el FMI, Milei dijo que “el problema más grave fue la estupidez de ley que sacó Martín Guzmán que obliga a tener que pasar a un programa del Fondo por el Congreso, el lugar donde están los degenerados fiscales”.
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“El Congreso es el lugar donde debería respirarse la restricción presupuestaria, pero deben respirar con la máscara de buzo”, ironizó. Por otra parte, Milei realtó el concepto de capital humano: “Hoy nosotros somos admirados en todas partes y Sandra Pettovello recorre el mundo explicando el caso argentino. Es decir que nosotros ya la veíamos cuando llegamos”. También elogió a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “Con Patricia les ganamos la calle a los delincuentes y la Argentina es un país sin piquetes”, destacó.
Reforma laboral
"Seguimos avanzando en reformas en el mercado de trabajo para hacer una flexibilización y lograr que el 40% que está en el plano informal pase al formal y cuando tenga el formato que corresponde, recién ahí se puede empezar a pensar la solución del problema previsional. Lo demás es demagogia", sostuvo Milei.
Con respecto a la libertad económica, el presidente afirmó que "terminamos el año con 1.700 reformas. Hace poco nos vino a ver la gente de Heritage Foundation que calcula el índice de libertad económica para felicitarnos porque nunca un país había hecho un salto tan grande en términos de libertad económica. Lo interesante es que solo contemplaba la primera parte del año 2024 y todavía no estaba la Ley Bases ni las 900 desregulaciones de Sturzenegger".
Con respecto a su trabajo desde la quinta de Olivos, el presidente sostuvo que es más cómodo porque no tiene que viajar y "ando en mameluco porque si tengo un rato voy a ver a mis hijitos de cuatro patas (sus perros) Conan, Milton, Robert, Murray y Lucas Jr.".
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Según Milei, se establecen 130 reformas mensuales, "estamos hablando de 1.560 reformas anuales. Este es el gobierno más reformista de la historia".
Milei llamó a Manuel Adorni, candidato a legislador porteño por LLA, "El domador del Abasto". Teminamos el año cumpliendo el 97% de las promesas de campaña y como ya abrimos el cepo y hay competencia de monedas ya cumplimos todo lo que hemos prometido. Es la primera vez en la historia que en un año y medio hemos cumplido todo".
"¿Cuál es la diferencia entre el buen y el mal economista?" Se preguntó Milei. "El mal economista es el que mira el equilibrio parcial de un mercado y no mira las consecuencias que tiene sobre otros mercados y los impactos en el futuro. Es un pelotudo que un modelo de equilibrio parcial por un solo período. Está lleno de eso."
"El buen economista es el que mira este mercado en relación con lo demás y contempla el impacto sobre el futuro. Es decir que hace equilibrio general intertemporal", agregó.
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Milei afirmó que este año "vamos a crecer mucho. El último dato dio 5,7% interanual y anualizado dice que venimos a bajando a una velocidad del 10'%. El primer trimestre estará en el orden del 6%, el segundo al 8% y el propio José Luis Daza (viceministro de Economía) dice que Argentina será el país que más crecerá en la región en los próximos 30 años. El mismo 'Toto' Caputo dice que vamos a dejar de hablar de tasas chinas y hablar de 'tasas argentinas'."
En cuanto a las razones del crecimiento, mencionó el ajuste fiscal y el déficit cero. Si Argentina es solvente intertemporalmente, tarde o temprano el riesgo país se tiene que desplomar. Argentina es uno de los cinco países del mundo que tiene equilibrio financiero, por eso más tarde o temprano será 'investment grade'".
Con respecto a la salida de dólares por el turismo en otros países, Milei le restó importancia: "Vamos a ser ricos y como parte de eso vamos a viajar por el mundo. ¿Cuál es el problema si la saco del bolsillo mío? Muchos blanquearon y esa plata que entró al mercado de capitales se la fumaron en otro país de vacaciones."
Reforma tributaria
Milei adelantó que "estamos planeando hacer una reforma tributaria que genere competencia entre las distintas provincias. Miren cómo en Estados Unidos -por ejemplo- uno que estaba en California (el dueño de Tesla, Elon Musk), se fue a Texas. Lo hizo también Galperin. Entonces, básicamente vamos a generar competencia fiscal. Nosotros, por ejemplo, vamos a cobrar un IVA nacional y el provincial que se arreglen las provincia, y que compitan".
"¿Quieren, digamos, más inversiones? Van a tener que cobrar menos impuestos. Basta de la falta de correspondencia fiscal. O sea, va a haber correspondencia fiscal ahora. ¿Querés gastar más? Cobrá impuestos. Y poné el local y mostraselo a tu gente. Y que esos impuestos tengan una contrapartida en gasto. Porque si no – probablemente termines en la hoguera. Con suerte".
A manera de resumen, el presidente conclyó que "nos vamos a convertir en el país más libre del mundo. Y además, un incremento de la apertura económica. Consecuentemente, estimados: bienvenidos a la Nueva Argentina, porque estamos haciendo Argentina grande nuevamente".
LM