En diálogo con Canal E sobre la economía uruguaya, el economista Juan Sánchez repasó las políticas que consolidaron el crecimiento del país vecino y reflexionó sobre las enseñanzas que podrían aplicarse en Argentina.
Mujica: popularidad internacional y gestión discutida
"Mi impresión es que la gestión de Mujica no fue buena", afirmó el entrevistado, aclarando que se refería estrictamente al plano económico y no a la imagen global del expresidente uruguayo. Si bien su figura trascendió fronteras, “fue muy criticado en ciertos ambientes más intelectuales”, especialmente por el manejo ineficiente de inversiones públicas.
Casos como el fallido proyecto del puerto de Aguas Profundas y las inversiones en Ancap fueron ejemplos de una gestión que, según Sánchez, "concretó pocas cosas".
Auge de la inversión extranjera: un punto fuerte del modelo
Sin embargo, el economista destacó un dato clave del período: “La inversión extranjera directa creció mucho” durante los gobiernos del Frente Amplio, tanto con Vázquez como con Mujica. Uruguay pasó de menos del 1% del PBI a cifras históricas de hasta el 5% gracias a un contexto favorable y políticas específicas de promoción.
“Eran las mejores condiciones para promover inversiones”, recordó Sánchez, quien vivió de cerca esa etapa, trabajando para atraer capitales desde distintos puntos del mundo.
El origen del boom: deuda por inversión
Para entender ese crecimiento, Sánchez retrocedió a los años noventa. “El mejor mecanismo que yo recuerdo fue el canje de deuda por inversión”, afirmó. En plena crisis regional, Uruguay permitió que bancos e inversores compraran deuda en default a bajo precio para luego canjearla por proyectos de inversión en el país.
“Ahí arranca la inversión en Uruguay”, explicó, mencionando los primeros hoteles cinco estrellas, la instalación de McDonald's, la planta de concentrados de Pepsi en Colonia y las grandes forestaciones como hitos de esa transformación.
Un sistema que trascendió gobiernos
Según Sánchez, uno de los mayores logros de Uruguay fue la continuidad de estas políticas más allá del signo político. “Este mecanismo se fortaleció con el tiempo y lo mantuvieron tanto los gobiernos de izquierda como los de derecha”, destacó. Esto incluyó beneficios como exoneraciones impositivas, estímulo a la compra de bienes de capital y devolución de IVA a importaciones.Esta estabilidad normativa y fiscal permitió consolidar un entorno atractivo para la inversión a largo plazo.
Comparación con el RIGI argentino
En relación al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que promueve el gobierno de Javier Milei, Sánchez opinó: “Yo creo que es una buena idea, pero es mejorable”. Según él, “la copiaron de instrumentos como este”, aunque duda de que exista una comprensión cabal de su origen, incluso en Uruguay.
Recalcó que estos modelos fueron posibles también gracias al acompañamiento de organismos internacionales, especialmente el BID y el Banco Mundial.
El rol clave de técnicos independientes
Otro de los elementos que Sánchez consideró fundamental en la historia económica de Uruguay fue la continuidad técnica. “Carlos Sosteneri fue un actor fundamental”, recordó, refiriéndose a un economista que representó al país ante organismos multilaterales durante décadas, mantenido por gobiernos de todos los signos políticos.
“Era muy respetado por todos los sectores”, apuntó, y remarcó que Argentina debería buscar perfiles similares, con capacidad técnica y legitimidad transversal.
Reflexiones finales: ¿puede Argentina aprender?
“Uruguay no estaba tan bien en aquel momento”, afirmó Sánchez, subrayando que las condiciones previas al boom de inversiones no eran ideales. Por eso, llamó a mirar esos antecedentes no como una excepción, sino como una estrategia que podría replicarse en Argentina.
“Está bueno repasar cómo estaba Uruguay en aquel momento”, concluyó, dejando abierta la posibilidad de seguir profundizando sobre este paralelismo regional.