“Las creencias de la gente nunca se apagarán” o “hay que creer en algo”, son frases que parecen resonar con fuerza en el nuevo estudio del Pew Research Center, que revela cómo, más allá de religiones formales, las creencias espirituales persisten en todo el mundo. Desde la fe en la vida después de la muerte hasta la idea de que animales, objetos o elementos de la naturaleza poseen espíritus, estas convicciones siguen vivas en diversas culturas y generaciones.
El informe, basado en encuestas realizadas en 36 países, muestra que en la mayoría de las naciones, más de la mitad de los adultos cree que existe una vida después de la muerte. Por ejemplo, el 85% de los indonesios y el 80% de los kenianos expresan esta creencia. En América Latina, aproximadamente dos tercios de los adultos comparten esta visión.

Hay un dato aún más llamativo: muchas personas creen que animales, partes de la naturaleza como montañas o ríos, e incluso objetos como cristales, pueden tener espíritus o energías espirituales. Estas creencias son comunes incluso en países donde la religión no es considerada muy importante en la vida diaria, como Suecia, donde sólo el 7% dice que la religión es muy importante, pero el 38% cree en la vida después de la muerte y casi dos tercios creen en espíritus en animales, naturaleza u objetos.
El estudio también explora cómo estas creencias varían según la edad. En muchos países, los adultos mayores tienden a ser más religiosos que los jóvenes en términos de asistencia a servicios religiosos y oración. Sin embargo, en cuestiones espirituales más amplias, como la creencia en que los animales tienen espíritus o en la reencarnación, los adultos jóvenes (de 18 a 34 años) a menudo muestran niveles de creencia iguales o incluso superiores a los de los adultos mayores.
Por ejemplo, en aproximadamente la mitad de los países encuestados, la creencia de que los animales pueden tener espíritus es más común entre los adultos jóvenes que entre los mayores de 50 años. De hecho, en ningún país los adultos mayores son más propensos que los jóvenes a sostener esta creencia.
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La creencia en la reencarnación también muestra patrones interesantes. En diez países, los adultos jóvenes son más propensos que los mayores a creer que las personas renacen en este mundo una y otra vez. En la mayoría de los demás países, no hay diferencias significativas por edad. Nigeria es la única nación donde los adultos mayores son más propensos que los jóvenes a creer en la reencarnación (63% frente a 47%).

El estudio también destaca que, aunque las mujeres son generalmente más propensas que los hombres a creer en la vida después de la muerte, en los espíritus ancestrales y en la reencarnación, estas diferencias de género son más pronunciadas en países europeos. En otros lugares, estas cuestiones son menos marcadas
En cuanto a la educación, no hay una relación clara entre el nivel educativo y la creencia en la vida después de la muerte. En algunos países, las personas con mayor educación son más propensas a creer en la vida después de la muerte, mientras que en otros, ocurre lo contrario. En muchos países, no hay diferencias significativas basadas en la educación.
Argentina: una mirada local
En Argentina, el estudio revela que el 37% de los adultos considera que la religión es muy importante en sus vidas, ubicando al país en un punto intermedio entre las naciones encuestadas. Este porcentaje es similar al de Estados Unidos e Israel. Además, el informe muestra que en nuestro país, el 61% de los adultos que oran diariamente consideran que la religión es muy importante en sus vidas, en comparación con el 21% de aquellos que oran con menos frecuencia.
Esto indica una fuerte correlación entre la práctica religiosa y la importancia atribuida a la religión en la vida personal. Estos datos sugieren que, en Argentina, aunque la religión puede no ser central para todos, las prácticas espirituales y las creencias en aspectos como la vida después de la muerte y las energías espirituales siguen siendo significativas para una parte considerable de la población.
TC/EM