Tras la salida parcial del cepo cambiario, el gobierno de Javier Milei concentró los esfuerzos en evitar un traslado a precios de la devaluación y mantuvo charlas -y en algunos casos increpaciones- con distintos sectores a fin de contener las remarcaciones. El objetivo final del elenco gobernante es arribar a las elecciones de medio término con la inflación y el dólar "domados".
Con el propósito de facilitar un aterrizaje suave después de la flexibilización de las restricciones cambiarias, el ministro de Economía, Luis Caputo, se movió rápido y le puso techo al incremento de las tarifas energéticas, así como a la actualización del impuesto a los combustibles y el ajuste de la nafta y el gasoil en mayo.
Qué es el "punto Anker", el factor clave del plan económico que obsesiona a Caputo y su equipo
Plan desinflación: Caputo limitó los aumentos de tarifas y combustibles
La dinámica inflacionaria venía con una tendencia ascendente en marzo. Impulsado por alimentos y educación, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) trepó 3,7%, un aumento de 1,3 puntos porcentuales en relación con febrero. La cifra también estuvo influenciada por la incertidumbre respecto al esquema cambiario y a la pérdida de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
En un principio, la mayor parte de los analistas económicos anticipaban un salto inflacionario extra debido a la liberación parcial del cepo cambiario. Sin embargo, la estrategia oficialista de limitar subas de regulados y persuadir a los grandes jugadores de la economía habría surtido efecto: los indicadores de alta frecuencia de las principales consultoras del país detectaron una baja y estabilización de los precios en los últimos días de abril.
Una de las primeras medidas adoptadas por el equipo económico fue modificar los valores de las tarifas de gas y luz por debajo de la inflación esperada. Por orden de Caputo, la Secretaría de Energía fijó un alza de 2,4% para la energía eléctrica y 2,52% para gas natural en mayo.
En simultáneo, Energía anunció que no se actualizaría el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC). "Esta medida busca sostener la estabilidad de precios en un contexto de desaceleración inflacionaria y consolidación macroeconómica, priorizando el alivio para los consumidores sin afectar la competitividad del sector energético", justificaron desde la cartera energética.
Por su parte, YPF implementó una reducción de 4% en promedio de la nafta y el gasoil en todo el país a partir del 1° del mes corriente. Se trata de la segunda baja en menos de un año, siendo la anterior en octubre de 2024, y responde a la misma lógica de contribuir al plan de desinflación.
"Esta decisión se toma a partir del monitoreo constante de variables clave que realiza la compañía para definir su política de precios, como son el valor internacional del Brent, el tipo de cambio, la carga impositiva y el precio de los biocombustibles. De esta manera, YPF cumple con el compromiso asumido de ofrecer productos de la más alta calidad del mercado y con el acuerdo de precios con sus consumidores", indicó la petrolera.
A propósito de la determinación de la compañía, Luis Caputo se mostró exultante y subrayó que "en esta nueva Argentina, los precios no son inflexibles a la baja". El jefe del Palacio de Hacienda olvidó mencionar que YPF es una empresa con mayoría accionaria estatal, y, por ende, no es ajena a las necesidades del Gobierno de controlar la inflación.
Supermercados, automotrices y prepagas, a bordo
Al mismo tiempo, Caputo se cruzó a través de sus redes sociales con proveedores de supermercados al entender que remarcaron precios de forma excesiva tras la flexibilización del cepo. De hecho, nombró públicamente a los díscolos que ajustaron los valores de sus productos. "Hoy los supermercados grandes rechazaron la mercadería con lista de precios nueva de Unilever y Molinos con subas de 9% a 12%", sostuvo.
A las pocas horas, el funcionario nacional ponderó la decisión de la productora de alimentos y bebidas de retrotraer los incrementos. Asimismo, la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) difundió un comunicado en el que destacó el "firme propósito de no aceptar listas de precios de nuestros proveedores que contengan aumentos desmedidos y/o especulativos".
Este martes 6 de mayo, el ministro encabezó una reunión con los representantes de los supermercados más grandes del país, quienes "afirmaron que no están convalidando aumentos de precios y plantearon la necesidad de fomentar la competencia", según Economía.
Algo similar ocurrió con las automotrices. Ante la versión de nuevas listas de precios con aumentos, el titular de la cartera económica ensayó un mensaje con sabor a amenaza en su cuenta personal de X (ex Twitter): "Si fuera cierto, sería un cambio en la relación de confianza construida con esta industria. Y si se rompe esa confianza, que tanto costó construir, nosotros usaremos nuestras herramientas para defender a los consumidores".
Una vez más, Luis Caputo logró su cometido ya que las industrias del rubro automotor evitaron aumentos extraordinarios de sus productos. "Volkswagen retrotrajo la suba de 3% que había dispuesto post salida del cepo. De esta manera, ninguna automotriz subió precios. Como siempre, la competencia favorece a los consumidores", había destacado el líder del equipo económico.
La cruzada desinflacionaria del Gobierno abarcó también a las prepagas. Las empresas de medicina privada habían comunicado a sus afiliados que las cuotas se ajustarían en un rango de entre 3% y 3,8% en mayo. No obstante, un encuentro posterior con autoridades del Ministerio de Salud derivó en una mitigación de las subas.
Así, las firmas redujeron el ajuste a sus clientes a un margen de 2,3% a 2,6%. Una de las compañías líderes del rubro afirmó que la decisión se dio en el marco de "la desaceleración en algunos rubros claves de nuestra estructura de costos".
Como consecuencia de todas las acciones de Caputo y su equipo, las estimaciones privadas arrojaron una suba del costo de vida de entre 2,7% y 3,4% para abril, un número inferior al imaginado por los economistas después de la flexibilización del cepo cambiario. De concretarse, el IPC se ubicaría por debajo del guarismo de marzo, con aflojamiento de las restricciones cambiarias incluido.
Más allá del fin de la emisión monetaria y la concreción del superávit fiscal, el oficialismo se valió del diálogo directo con los agentes económicos para reencauzar el sendero descendente de la inflación. Entre conversaciones más o menos distendidas y amenazas veladas a empresarios, la administración libertaria apunta a aterrizar en octubre con las principales variables macroeconómicas bajo control.
MFN/EM